Hace unos pocos días asistí a un hecho insólito para mí. Era
domingo y cuando cogí el periódico El País de la mesa de mi salón no daba
crédito a lo que veía: la portada, que siempre la había visto blanca, había
sido cambiada a color azul. Mi primera impresión, en términos cromáticos, fue
positiva, pero cuando me fijé más detenidamente no podía creerlo. Volkswagen,
la famosa marca de coches alemana, había utilizado la mismísima portada del
periódico generalista español más vendido para publicitarse. Ya no lo típico de
copar las dos primeras hojas con un anuncio enorme, no. La portada fue cambiada
de color en honor a Volkswagen.
Lógicamente el culpable número uno de semejante insulto a la
independencia periodística es la persona del periódico (o de PRISA) que permitió
que esto sucediera. ¿Cómo poder tomar en serio a este periódico a partir de
ahora? ¿Por qué el que hasta hace no mucho era el referente periodístico número
uno tiene que humillarse de semejante manera? ¿Han contado con el apoyo, aunque
solo sea simbólico, de la redacción?